Ya no entiendo
razones, y el piso se mueve como el mar en un día de tormenta, y yo espero,
espero y espero. Espero a enterarme de lo mismo, a vivir lo mismo, a ahogarme
en lo mismo, porque al fin y al cabo es lo que resta esperar. Mirarte, mirarte
a los ojos y ver que la mentira se pasa impunemente por tu cara, me mentís y lo
sé, me mentís sabiendo que este espíritu hambriento de cariño se aguanta todo,
para un abrazo, para un caricia, para un momento de compañía. Me mentís y la
mentira se me clava como un puñal tan en el fondo que duele terriblemente,
duele horrorosamente. Me mentís mientras absorbés lo mejor de mí, te lo llevás
lejos y me dejás la peor parte de mí, la parte más oscura y triste de mi
persona. Y yo espero, espero como una estúpida que me dejés de mentir, que en
algún momento de tu vida, te apiades y me digas la verdad, me mentís viéndome
sangrar delante de vos, me mirás y poco te importa cómo me siento y qué me pasa
cada vez que la mentira resuena en tu boca. Mentís y creas un mundo que no
existe, me tenés engañada, me llevás ciega en un ilusión que no es cierta. No
me mientas, tomá de mi lo que quieras, pero no me mientas, porque el corazón ya
no lo resiste, mi vida no resiste la mentira, el engaño, el miedo a quererte, a
necesitarte, a desearte hasta que me mates sin piedad con tus mentiras, con tus
palabras de ilusión, de destrucción.
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