lunes, 25 de mayo de 2015

Me quedan...



Recuerdo la noche que te conté de mis miedos, me dijiste, dame la mano y caminemos juntos.
Me contaste de tu soledad, tu inseguridad, te dije, dame la mano, yo te entiendo.
Hubo confianza y un aprecio con desapego. Caminos a tropezones, nos separamos.
El tiempo. Nos reencontramos.
Te conté de mis miedos. Me dijiste, dame la mano, quiero caminar a tu lado.
Me maravillé, caminamos, yo iba con miedo. Vos, a veces, con enfado.
Caminé, tropecé y caí. Caímos.
No fue nuestro tiempo, no fue tu tiempo, no fueron las circunstancias, no fueron los miedos.
Fueron los ciclos, las inseguridades, los silencios, los olvidos, las mentiras, las distancias, los enredos.

Hoy me quedan tus notas grabadas en el celular, quizás algún día me canse de escuchar, o quizás no. Me quedan las fotos, un libro que lleva tu letra, me quedan los viajes sin hacer, las noches sin vivir, las tardes sin mantas al sol. Me quedan estas manos vacías, este corazón dolido, las mentiras, tus besos apasionados y tibios. Me quedan las noches mudas, las mañanas silenciosas. Me queda un lado vacío en el auto y los te quiero atragantados. Me quedan tantos tiempos sin gastar, un montón de pañuelos por llorar y un anhelo sin completar.

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