Fuimos
figuras de humo, usurpadores de madrugadas. Fui una figura de humo en tu vida, invasora
de cariño y abrazos abandonados, fui una figura de consuelo para la soledad
forzada de una vida. Fuimos figuras de un holograma, ficticio espejismo de
dulzura.
Fui figura de
una mentira, de un escape, de un grito de soledad. Fui figura de humo, una
presencia invisible de una vida armada. Fui el escape del desgaste diario, del
estrés moral y ético. Fui la figuración de un cuerpo ausente, ocupé un espacio
con nombre y apellido, con una historia; fui una figura de humo, para ocultar
la ausencia, el desasosiego, el abandono.
Fuiste una
figura de humo para mi eterna soledad, para mis dolores mentales y físicos;
fuiste una figura de humo, para soltar el deseo, la necesidad de abrazos, de
besos, de compañía, de sueños agotados de ser soñados y nunca vividos. Fuimos
figuras para el hambre de cariño, fuimos la mentira, la trampa, el ardid, el
cuento, la farsa, el engaño, la irrealidad. El embuste dulce, melancólico,
desafiante, lujurioso, caprichoso. El fuego, el humo, las cenizas.
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