Pelusitas en la ventana
Llegó
esa hora en el que el sol entra por la ventana y cada una de las
pelusitas que hay en la habitación se reflejan danzando, aletargadas y
perezosas. Me quedé hipnotizada, perdida en esa danza de interminables y
pequeñas pelusitas , en su eterna e ininterrumpida caída. Moví una
mano, avivando por un instante aquel letargo luminoso y las pelusitas
salieron en un rapto vertiginoso disparadas y eufóricas, como asustadas
por la irrupción, frenéticas pelusitas y unos segundos más tardes, la
paz, el sopor, al sonido de los pajaritos...
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