Ya no tendré tus
ojos y cada vez cuesta más la vida. Me dejás huérfana de música, a la deriva de
una realidad que me ahoga con fantasmas nocturnos. Deambulo por la vida como si
nada me llenara y las cosas pasaran por delante de mis ojos como el vientos,
sin dejar huellas ni marcas que se aferren a un alma que se decolora cada día y
cada hora. Estoy en sepia, y vuelvo a convertirme en la de antes, la que no me
gusta, el ostracismo de mi personalidad me invade en casa o con amigos íntimos
mientras que, delante de la gente hablo de más para que no se note esta
pudrición interna que ocupa cada segundo de mi vida, cada espacio de mi alma.
Entonces, me doy
cuenta que lo mejor que me sale es dormir. La realidad se hace más interesante
y concuerda con mis deseos, muertos y secos en este desierto de verdad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario