Mentiras y
fantasías rodeaban mi rimbombante ingenuidad. Creí la mentira, mientras sangra
por la verdad. Reían a mis espaldas, cantaron sus orgullos, amenazaron mi dignidad.
Me dieron dolores por sinceros abrazos y eternos llantos. Dijeron caprichos y
lloraron hipocresía frente a mi miedo. Me hablaron sin ojos, cuando intente
mirar. Me regalaron espinas cuando creía en los pétalos del rosal. Me dieron
heridas que no dejan de sangrar.
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