En mis veinticuatro años creo que es a primera
vez que paso tanto tiempo dentro de una peluquería. Evidentemente entendí por
qué. Esta onda peluquería realmente altera mis nervios. No sé si ustedes
notaron, pero es un ambiente de conversaciones triviales, relaciones
superficiales y de narcisismo completa. La gente se mira al espejo, mira su
nuevo corte, peinado, color, etc., y se siente renovado, bello, completo...
teniendo en cuenta de una hora después el hermoso peinado de peluquería termina
en el tacho y volvemos a la porquería de siempre. La peluquera suele tener ese
aspecto de "bienvenidos, siéntase como en su casa", siempre
preparadas para el diálogo sin sentido Hay gente que hace catarsis peluquera,
principalmente esos clientes habituales que usan ese lugar para relajarse. ¡Sí!,
para relajarse, algo que no puedo entender, ¡hay pelos por todos lados! y ese
maldito ruido que no deja a las personas concentrarse, ese maldito ruido de
música barata y los secadores sin dejar de sonar. El ambiente se vuelve
infernal y en su defecto se escucha y ve la mala programación de las dos de la
tarde en la tele a todo volumen para que se pueda escuchar a pesar del zumbido
constante de las herramientas de peluquería. Las batas que te dan ese aspecto
de paciente de hospital, esperando tu turno por algo que te cure tu aspecto. No
hay que olvidarse de las tironeadas de pelo cuando te hacen el gran peinado y
los pestilentes olores de los productos para pelo, los rubios baratos y lavados
del sueño por ser rubia, que dan la sensación de pelo de paja... ese aspecto de
espantapájaros viviente.
También los estilos de peluquería: la peluquera
vecino y amiga, la más top de las peluquerías donde todos parecen muñecos de
revistas y se autoproclaman "estilistas" (claro que por un corte de
cinco centímetros te vacían el bolsillos), las unisex, las solo de hombres (un
trámite) y la que acepta niños escandalosos porque no quieren que le corte algo
que es suyo. ¡Visite a su peluquero y disfrute de su nuevo pelo!
No hay comentarios:
Publicar un comentario