Todavía recuerdo
tu mirada mientras me besabas los pies entre las sábanas. Recuerdo la forma
infantil con la que jugabas conmigo mientras veía dibujarse en tu cara esa
sonrisa. Tu sonrisa, verte sonreír, solo me basta. Quién pueda hacerte sonreír
así otra vez, como un niño que aprende a andar en bicicleta. Tu carcajada, un
poco neurótica, a través del teléfono. Tu voz tranquila acompañando mi
adormecimiento. Tu boca pronunciando mi nombre. Tus manos juntándose con las
mías. Quién pudiera verte feliz, quién pudiera hacerte feliz, sin reproches,
sin luchas. Quién pudiera verte feliz, entender tus razones, aceptar tus razones.
Quién pudiera llevarte de la mano, soltarte cuando es necesario, cuando desees
volar, cuando decidas volar.
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