lunes, 9 de marzo de 2015



Todavía recuerdo tu mirada mientras me besabas los pies entre las sábanas. Recuerdo la forma infantil con la que jugabas conmigo mientras veía dibujarse en tu cara esa sonrisa. Tu sonrisa, verte sonreír, solo me basta. Quién pueda hacerte sonreír así otra vez, como un niño que aprende a andar en bicicleta. Tu carcajada, un poco neurótica, a través del teléfono. Tu voz tranquila acompañando mi adormecimiento. Tu boca pronunciando mi nombre. Tus manos juntándose con las mías. Quién pudiera verte feliz, quién pudiera hacerte feliz, sin reproches, sin luchas. Quién pudiera verte feliz, entender tus razones, aceptar tus razones. Quién pudiera llevarte de la mano, soltarte cuando es necesario, cuando desees volar, cuando decidas volar.

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