jueves, 11 de abril de 2013

La música comienza donde acaba el lenguaje.



                Puedo escucharte por horas, y en la lejanía, sin que te des cuenta. Puedo presentir que estás cerca sin que sospeches que me sucede tal cosa. Puedo pretender no verte, no sentirte, no importarme, pero estás tan piel que te siento más que cualquier otra cosa. Puedo escucharte sin que sospeches que cada uno de los poros de mi piel grita por sentirte. Deseo escucharte, cuando ya no hay más palabras que puedan describir esta realidad que me toca vivir, quizás no sea una locura, ya todo está dicho, no quedan más palabras por buscar y usar. Entonces, llegás vos, vos y tu música. La música que liberaría esta alma que ya no sabe dónde correr. Pero ya no sé... porque deberías darte cuenta, deberíamos saber que si fuese así nos complementaríamos y caeríamos en un estupor eterno.

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