domingo, 27 de mayo de 2012

Sol Eria


Sol Eria había nacido de un parto doloroso que había terminado con la vida de su madre, un día de ojos rojos y una tristeza incomprendida de lo que hubiera sido una nativa festividad. Fue un peso que llevó dentro de su corazón por varios años.


Sol vivía fascinada de la vida pero, al mismo tiempo, agobiada. Cargaba una melancolía constante que ni ella misma entendía. Solía salir a caminar los días de sol, mirando el cielo despejado o con una nube dibujando alguna ridícula figura blanca y esponjosa. Los días de lluvia fríos la llenaban, en contra de todos los preceptos establecidos, de una energía positiva, de una necesidad de un nuevo camino. Solía quedarse meditando largas horas sentada bajo un árbol mirando la nada, mirando todo.

Particular en todas sus formas y expresiones, le gustaba pasar mucho tiempo a solas y al mismo tiempo era una amante incondicional del afecto. Las presencias silenciosas eran su debilidad. Sol Eria no conocía los límites pero tampoco gustaba cargarse de adrenalina… esas euforias pasajeras que dejan grandes vacíos y pocas historias en la mente.


(Práctica: descripción + recurso alegórico)

lunes, 7 de mayo de 2012

Cada pieza tiene una razón de ser como es (...)
La casa de los espíritus, Isabel Allende.

sábado, 5 de mayo de 2012

Absorbente

Nos quisimos con desenfrenada energía,
a mordiscones y rasguños.
Nos quisimos buscando calmar el desapego
que nos dio la soledad.
Nos quisimos soñando inviernos eternos,
adormecidos en eternas caricias
soñando primaveras prometedoras
de un futuro corrompido.

Nos quisimos con desenfrenada energía,
alimentando la locura, rebuscando en la psiquis
la cordura perdida.

Nos quisimos con desenfrenada energía
cada día, cada noche, abrazados en el fuego
aletargado y pasajero.

Nos quisimos con desenfrenada energía
absorbiendo el tiempo
con las manos tibias.