miércoles, 28 de marzo de 2012

Ánima.


Pálida, transparente.
Suenan las campanas lejanas
anunciando el discurrir del tiempo
inhóspito, sin aviso,
imperceptible.

Lúgubre, oscura.
El sonido de la rutina
acompaña la inercia de seguir
insulso, vacío,
infame.

Marchita, magra.
Disfrazada de sonrisa
mueca farsante de la herida
penetrante, roja,
sublime.

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