Recuerdo que salimos disparados por la necesidad de escondernos en la inmensidad de la ciudad. Recuerdo que sin pensarlo, mi cabeza grababa cada detalle de aquel día. Recuerdo las gotas livianas, el olor y el frío que enrojecía mi nariz. Recuerdo tu mirada expectante, buscando en el misterioso y tímido manto que me ocultaba.
Recuerdo nuestros pies autónomos llevándonos mientras despistados nos embarcábamos en un mar de gustos compartidos.
Recuerdo el río, como si nos viera sentados, mirando, pensando e imaginando un futuro tan lejano.
Recuerdo la noche presurosa que nos encontró perdidos debajo de la tierra.
Recuerdo las risas, tu canto, tu forma de trasladarme a otro lado.
Inconscientes y amigados con el agua dejándola hacer estragos.
Te recuerdo y lo recuerdo.
Simplemente eso. Estoy cada día más descolgada de todo esto.
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