Yo que
intentaba borrarte de los sueños, volviste, como el viento, como el frío, como
el café y el gris. Como es normal en vos, me dejaste helada y sin palabras,
porque venís sin que me lo espere y de la forma más rara, quizás haciendo lo
que yo antes hacía y que me cansé de hacer por miedo, quizás.
Y yo vivo
acaramelada, sumergida en miel, pisando algodones. Cursi, sí, como una canción
de hongos rojos y blancos, como frazadas y abrazos. Como los cronopios y sus
mangueras rojas y verdes de burbujas y niños, jugando la Rayuela, como Olivera,
como la Maga.